Desde tiempos inmemorables, la terapia de oscuridad, también llamada yoga nocturno, ha sido aplicada en todos los grupos étnicos. Sobre todo en el Tíbet, los yogis han vuelto durante semanas a las cuevas oscuras para buscar y encontrar un estado profundo de meditación, llamado Samadhi. La terapia de la oscuridad representa uno de los instrumentos más poderosos para el encuentro de uno mismo y con esto más bien para el saneamiento de enfermedades tanto corporales, psicológicas, mentales e incluso espirituales.
Con esta terapia uno persevera un determinado tiempo en absoluta oscuridad. Este espacio de tiempo puede comprender desde algunos días hasta varias semanas. Ese procedimiento pertenece en el sentido amplio a la “deprivación sensorial”.
En los últimos años se efectuaron estudios científicos con referencia a la terapia de oscuridad, que dieron resultados beneficiosos contra muchas enfermedades, como depresión, fibromiálgia, fatiga crónica, asma, jaquecas, y otras enfermedades crónicas. Es aparentemente la melatonina que se libera en gran cantidad, la que está induciendo una detoxificación y un rejuvenecimiento general de todo el organismo.
A grandes rasgos se pueden diferenciar tres etapas de experiencia durante esa terapia. En la primera, que puede durar hasta el segundo día, la ausencia de estímulos externos de toda clase puede causar un revuelto de los pensamientos y sentimientos casi insoportable. Se alternan miedo y aburrimiento. Sobre todo durante las primeras 24 horas esa insoportable mezcla entre aburrimiento, abandono y soledad lleva a la tentación de abandonar el experimento, sobre todo en la primera experiencia.
En el segundo día, uno se tranquiliza y ya se pueden presentar las primeras experiencias de percepción extrasensorial. En esa segunda etapa uno pierde el sentido del cuerpo. La intranquilidad mental y del ego también disminuyen. Uno entra en el estado del sueño claro. El aura de todos objetos animados e inanimados comienza a ser visible. De allí viene la denominación “Yoga de la luz interna”. Con ese aumento de la percepción de la energía vital todos los pensamientos y sentimientos se vuelven más fuertes.
En la tercera etapa se pierden cada vez más los pensamientos y sentimientos, se llega a fases cada vez más largas de la percepción del vacío total, lo que significa el todo. Uno empieza a sentir el “trueno del silencio”, la revelación del pasado y del futuro, sobre todo experiencias inigualables de luz, amor universal, sentimientos intensos de la vida y de sabiduría universal.
En esta etapa es posible el saneamiento espontáneo de todo tipo de enfermedades corporales, psicológicas o espirituales. Encuentro con el núcleo de la personalidad y a continuación con el auténtico propósito y programa de la vida. Desarrollo de la capacidad de saneamiento espiritual. Todos los sentidos se afinan y se amplían: De sentir a clair-sentience (percepción extrasensorial a través del tacto), de oir a clair-audience (percepción extrasensorial a través del oído) y de ver a clair-voyance (percepción extrasensorial a través de los ojos). Esta percepción extrasensorial de los diferentes sentidos se suele mantener más o menos tiempo después del retiro en la oscuridad y se puede integrar más adelante en la vida diaria.
Para intensificar las experiencias descritas, se recomienda combinar esta terapia de oscuridad con un ayuno de pura agua o al menos con una estricta dieta de frutos tropicales frescos, como es el agua de coco fresco.
Fuente:
www.dunkelyoga.com
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