lunes, 3 de enero de 2011

Espiritualidad y Masonería


En ninguna otra época como en la presente, ha sido tan activa la búsqueda de la luz, la Verdad, la belleza y la sabiduría. Jamas han existido tantas y tan diferentes organizaciones que pretendan dar la luz de la verdad. Por todas partes aparecen instructores que pretenden haber encontrado algún método específico,mediante el cual el hombre puede alcanzar el conocimiento de Dios, la paz interna y la iluminación;conseguir el dominio de sí mismo; o adquirir riquezas, bienestar y poder.

La gente va de un instructor a otro, buscando algo que les dé luz y sosiego. Todos pertenecemos a algún grupo organizado de buscadores de la luz; sea metafísica, esotérica u ortodoxa. Las organizaciones tales como «Nuevo Pensamiento»; «Ciencia Cristiana» y «Unidad» cuentan sus afiliados por miliares. Cualquier pseudoinstructor, capaz de hacerse oir o de prometer mucho, encuentra siempre quien le escuche.

En el caos originado por estas tendencias sectarias y adherencia a determinada presentación de la verdad, la verdad misma queda olvidada, En el choque entre personalidades, luchando cada una en favor de determinado instructor y de su enseñanza de la realidad, la tranquila y susurrante voz de la sabiduría se apaga en la controversia sobre doctrinas, dogmas y cismas; y en la energía que se disipa en la construcción y destrucción de las formas, que la verdad puede asumir, se desvanece su verdadero significado espiritual.

Ante tal confusión, no es extraño que muchos investigadores sinceros, al contemplar la aparición y caída de instructores y escuelas de pensamiento, se pregunten si es que la verdad puede encontrarse en alguna parte, ¿Es posible que la unidad pueda estar velada por tantas y tan diversas formas? ¿Será imposible encontrar una expresión de la verdad que sea incluyente y no excluyente? ¿Habrá una enseñanza de la Sabiduría Antigua que venga a satisfacer la necesidad universalmente sentida? ¿Será posible crear una organización cuyas características sean la impersonalidad y la más amplia tolerancia y que, a la vez, haga hincapié en principios esenciales que todos puedan aceptar, pasando por alto todos aquellos detalles susceptibles de controversia? Seguramente ha de haber algo que nos guíe con seguridad en nuestro avance hacia el origen de toda luz y toda vida, y que hemos de encontrar algún poste indicador que sea suliciente para guiar ecamino al peregrino que trata de evitar los tropiezos a que está expuesto en la oscuridad.


En efecto, existe la organización, depositaria de la verdad, cuya plataforma es tan amplia y cuya enseñanza de la verdad es tan universal, que es capaz de satisfacer la necesidad del mundo. Es un hecho curioso, sin embargo, que esa organización es tan extensamente conocida, que nuestra misma familiaridad con ella es causa de que se nos oculte su verdadero objeto. El conocimiento que de ella se tiene es tan general, que las enseñanzas y las verdades que tiene la misión de impartir, quedan veladas por la importancia que atribuímos al aspecto forma. La organización a que nos referimos es la Masonería.

En todos los países del mundo es conocido y actúa «ese sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Es muy probable que la Masonería, en una forma u otra, haya existido siempre en nuestro planeta. El estudiante de la Masonería, capaz de asimilar el conocimiento contenido en sus rituales, y de comprender el significado espiritual de los símbolos, mobiliario y alhajas de una logia, y de apreciar la idea subyacente en la acción que allí se desarrolla, percibirá gradualmente que esa Institución es depositaria de una expresión incluyente de la verdad, y que en la forma simbólica del trabajo masónico se ha preservado, para beneficio de la humanidad, una revelación que (cuando se investigue) dará la clave del misterio del universo y será un guía que permita al hombre llegar al corazón de su propio misterio.

Dos son las vías de acercamiento que se ofrecen al pensador ordinario, cuyo desarrollo le han de demostrar la verdad o falsedad de lo que se acaba de afirmar. Una es seguir el desenvolvimiento del cuerpo de doctrina a través de las edades, tratando de encontrar los antiguos hitos, que demuestran la continuidad de la enseñanza y su aplicación universal. Otro sería considerar a la Masonería en su forma actual y demostrar que las verdades que ella encierra, las enseñanzas que inculca y el espíritu que la informa son de posible aplicación universal y servir de fundamento lógico sobre el cual pueda la humanjdad edificar. Esas dos vías de acercamiento se han seguido en sus etapas preliminares; pero no se han llevado hasta su conclusión. Nuestro propósito en este artículo es patentizar la amplitud todo inclusiva y la esencialidad de la plataforma masónica y demostrar que, sí las actuales organizaciones masónicas, diseminadas por todo el mundo, reconocieran su responsabilidad y aceptaran su herencia espiritual, la actual «oscuridad» de la ignorancia y el general letargo e inercia, se trocarían en esperanza para los que buscan la luz. No cabe duda de que puede elevarse en la tierra un Templo cuyas puertas estén abiertas de par en par para que por ellas todos los hombres puedan pasar y para que el mensaje procedente de sus precintos proclame la fraternidad, la libertad y la igualdad; libertad de pensamiento, fraternidad de actitud e igualdad de oportunidad, basada en la unidad de origen, de esfuerzos y de meta.

¿Qué es la Masonería? Se nos dice que es «un sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Consideremos, por un momento, el significado de esas palabras, Sistema, según la definición de este término, es el desarrollo de un plan determinado; la ejecución de un proyecto, con una finalidad definida en vista, ¿Cual es el objeto, o finalidad, hacia el cual va encaminado el sistema de moralidad, inculcado en la Masonería?
Es labrar la piedra bruta; transformar el bloque sin labrar, por medio de las herramientas del albañil, el cortafrío, la regla, la escuadra y el compás, en el perfecto sillar, de manera que asiente en el templo de Salomón y sea una «piedra viviente» del Templo de la humanidad, En la ejecución de su trabajo, y a medida que avanza hacia la luz, el aprendiz masón pasa por muchas experiencias. Antes de llegar a Maestro artífice tiene que aprender todas las fases de su oficio; hasta que finalmente perfecciona su técnica y se hace merecedor del título de Maestro Masón, alcanzando así el grado superior de la Masonería, el de Maestro de Sabiduría, Constructor bajo el G.'. A.'. del U.'. Tal es la finalidad de la Masonería y tal es la meta de todo candidato, al ser admitido en los misterios. Ha de convertirse en el perfecto sillar viviente; llegar a ser una columna del Templo de Salomón.

El simbolismo de la Masonería es susceptible de las interpretaciones más diversas; sus signos, señales y palabras de reconocimiento, herramientas, pasos y mobiliario del templo, así como el significado de sus luces mayores y menores conservan para el iniciado aquellas verdades esotéricas que todo hombre necesita saber para encontrar su camino «de la oscuridad hacia la luz; de la muerte a la inmortalidad; de lo ilusorio a lo Real».
La Masonería, de consiguiente, no sólo es un sistema de moralidad, que inculca la ética más elevada, la cual, si se practica, provoca el desenvolvimiento de la divinidad; sino que además es una representación dramática de la regeneración. Nos representa el restablecimiento de la oculta divinidad del hombre, haciendo que se manifieste; representa la ascensión a los Cielos del hombre caído y, en la escena que se representa en la Logia, nos demuestra el poder, latente en todo hombre, de alcanzar la perfección, y la capacidad para adquirir plena visión e inteligencia y, de esa manera, hacerse dueño de sí mismo y árbitro de su destino.

Además de ser un sistema de moralidad y un gran drama de regeneración, la Masonería es una representación pictórica de la Gran Búsqueda. Instintiva en todo hornbre existe el ansia de saber y de expresarse, que es característica de la evolución del reino humano, y que constituye la prueba de su verdadera naturaleza.
La Búsqueda se tipifica de tres maneras en el curso de los tres grados: primero la Búsqueda de la iluminación representada por el determinado avance del candidato hacia el Oriente, en la actitud del oyente y del aprendiz. Por las enseñanzas que recibe, mientras circula por la Logia, aprende que él mismo es trino, una entidad compleja que es la suma total de sus estados mental, emocional y físico y que, no obstante, esas tres formas del ser encubren una luz interna, análoga a la Gran Luz en el Oriente; luz que es necesario encontrar. 

Esta verdad, con respecto a la búsqueda de la luz divina, está bien expresada en una conocida leyenda que dice así : Hubo un tiempo en la historia de la raza en que los dioses despojaron al hombre de su divinidad y reunidos en consejo trataron de decidir donde esconderla. Uno de los dioses indicó que se llevara a otro planeta, donde el hombre no podría encontrarla; pero otro dios se opuso diciendo que el hombre, por naturaleza innata, era un gran viajero y que no había seguridad de que alguna vez encontrara su camino hacia ese otro planeta. Escondámosla, dijo, en las profundidades del mar, en el fondo del océano, porque allí estará segura. Pero otro habló manifestando que el hombre era un gran investigador natural y que algún día conseguiría penetrar en lo más profundo y escalar las mayores alturas. Así continuó la discusión hasta que un dios de inteligencia más brillante se levantó y dijo: «Ocultemos la joya robada de la divinidad del hombre dentro de él mismo, porque jamás la buscará ahí.»Con este acuerdo el consejo se disolvió, pues los dioses comprendieron que habían encontrado el lugar verdaderamente inaccesible. En verdad, durante edades parecía como si la luz oculta en el hombre se hubiese perdido para siempre.

Poco a poco, sin embargo, algunos descubrieron el secreto y aprendieron los medios para encontrar la luz. Este conocimiento ha trascendido a determinados grandes grupos de pensadores; de manera que hoy la religión y la Masonería nos ponen en camino de descubrir las leyes que gobiernan la revelación de la luz.


Extraído del libro:

"La Masonería como valor Espiritual"

de: Alice Ann Bailey


2 comentarios:

  1. exelente reflxcion para el alma...como puedo ser miembro??/

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  2. Buenos días, gracias por el comentario, y pues si estas interesado en ingresar podemos platicar de manera mas amplia a través del correo electrónico o MSN para tratar de orientarte de la mejor manera, si gustas puedes escribirme al siguiente correo:

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